Aquí se lava todo, todo queda borrado,
la mancha y el zurcido, el crimen y el pecado.
Aquí se lava todo. Empresa de lavado
abierta el año 30 por un ajusticiado.
Era un hombre de pueblo, carpintero de oficio.
No llevaba corona, ni espada, no cilicio.
A los hombres piadosos les sacaba de quicio.
Comía con los malos. No tenía otro vicio.
Predicó por los pueblos algo más de dos años.
Hablaba de la siembra, de pesca y de rebaños.
Curaba al paralítico que rondaba los baños;
echaba los demonios, veía sus engaños.
Era Dios en persona y murió como un hombre.
Se levanto de nuevo - que ninguno se asombre -
y a uno de sus amigos, Pedro de sobrenombre,
le encargó que lavara, que lavara en su nombre.
Lorenzo Gomis